miércoles, 21 de agosto de 2013

En()orabuena.

Hace días nos dijimos: 

"Nuestro buen gusto se merecería estar en un cuerpo con dinero"

y tan cierto es como que la persona en cuestión que no recuerdo si lo dijo o lo escuchó (lo mismo da) es de esas que lleva uno con orgullo en la lista de amigos de los buenos de verdad, si es que hay una. 

Yo creo, por otro lado, que esto de que nos llame lo que no podemos tener es natural, el instinto random que nos va mortificando a poquitos y hasta nos gusta. Después suele resultar que sigues tu vida muy felizmente y tiempo después te acuerdas de todo lo que ansiabas algo y lo poco que te acordabas, como si de pronto desaparecieran todas las "haches" del mundo y años después nos diéramos cuenta de que antes nos parecían imprescindibles. 

Dentro de un año no tengo la más mínima idea de dónde estaremos (en un sitio que salga muy claro, seguramente). Pero por varias cosas puedo firmar ahora mismo: una es que me seguiré riendo mucho de lo que haga falta, y otra es que si voy a la óptica me van a gustar más las monturas de Calvin Klein que las de Afflelou. Pero vamos tirando con buena cara.

lunes, 3 de junio de 2013

Principio de Alzheimer

Puedes tener un gato ciego y un rato más tarde encontrar el mayor de los paraísos en una rotonda. También puedes escandalizar al tío de tu amiga hablando de inflamaciones (gestos incluidos) y a los cinco minutos servir una cerveza en un bar imaginario.


Hay muchas cosas que puedes hacer, pero desde luego NO puedes olvidarte del cumpleaños de Geno. Porque a la gente especial hay que tratarla especialmente bien. En lo que me coges el teléfono me voy fustigando un poquito, Din...



Oye, y que te adoro toda (y lo sabes).

martes, 12 de febrero de 2013

Y así.


Desayuno

Echó café
en la taza.
Echó leche
en la taza de café.
Echó azúcar
en el café con leche.
Con la cucharilla
lo revolvió.
Bebió el café con leche.
Dejó la taza
sin hablarme.
Encendió un cigarrillo.
Hizo anillos
de humo.
Volcó la ceniza
en el cenicero
sin hablarme.
Sin mirarme
se puso de pie.
Se puso
el sombrero.
Se puso
el impermeable
porque llovía.
se marchó
bajo la lluvia.
Sin decir palabra.
Sin mirarme.
Y me cubrí
la cara con las manos.
Y lloré.


Jacques Prévert