jueves, 26 de enero de 2012

(Tí)tesis y antítesis

Resulta curioso pensar que en este mundo adverso y diverso en el que vivimos, asumimos cada día tropecientas guerras que nos suelen quedar bastante lejos, otras tantas extorsiones repartidas por el mundo, y demás morralla  que en absoluto tragamos. Todo eso, por muy lejano (o no) que nos quede, puede -fácilmente- hacernos creer que este mundo es de lo más hostil y que la humanidad y la camaradería hace rato que se fueron de la fiesta, y se llevaron las llaves y no puedes entrar en casa. Pero por otro lado, por muy rencoroso que nos esté el planeta, por mucho escéptico que ande por ahí flotando, ni aquí ni en la China podemos dar ni un paso sin estar confiados, sin SERLO.

Nos pasamos la vida confiando en desconocidos, por no hablar de los no tan desconocidos. Pongamos por caso que vas tranquilamente a la frutería y te llevas una lechuga a cambio de un papelito donde pone 5 euros (lechugas de lujo), que nadie va a llamar a la pasma, ni mucho menos. Es más, nos pasamos la vida fiándonos de nosotros mismos, cuando nos la liamos mucho más que ningún frutero de poca monta.



Igual llega el día anunciado por los Mayas o vete-tú-a-saber-qué, y llegamos a la frutería y nos piden lechugas a cambio de lechugas. O peor, tu mente te pide respuestas a cambio de preguntas. (Y entonces es cuando explota el universo, y los Mayas tenían razón).

Y las lechugas bajan de precio aunque ya da igual.

domingo, 15 de enero de 2012

De nada en general y de todo en particular

Saldré a la calle, paso decidido, la capa de Superman recién lavada, con olor a lavanda y todo. Mientras pensaré en unos cuantos proverbios chinos, escucharé lo último de Ligeti (cuidado, no se te caiga el libro de Beckett de las manos).



Y cuando tenga todo eso debajo de las uñas, alguien se me pondrá delante y sólo sabré decir:
                                                 
                                                        Rebota, rebota y en tu culo explota