sábado, 31 de diciembre de 2011

La jirafa dice mú

¡Feliz Año Nuevo! Feliz. Año. Nuevo. Te dicen, te repiten. Lo siento pero no. Feliz Año Nuevo es mal. Yo no quiero un año nuevo. Que le den al año nuevo. A mí de hecho no me importaría que me mandaran uno usado, que hasta ahora me han gustado.

Feliz-Año-Nuevo es la felicitación más gandula que existe, o cómo ahorrarse un año entero de cuídatemuchos, un año de prósperoblablablabla. ¡Un año! vaya vagancia, fijo que lo propuso un español. El ni-ni de las felicitaciones. Con lo que mola decirle buenrrollismos a la gente, y nos lo queremos ahorrar así de mala manera.

Dicho esto, propongo la plataforma Feliz Hoy, que consiste en dividir el famoso Feliz Año en 365 cómodos plazos para alegría y regocijo de sus familiares y amigos. Todo por el irrisorio precio de dos palabras y sin gastos de envío.


Por cierto,
de los productores de feliz hoy,
de los guionistas de feliz hoy,
próximamente:

Feliz Ahora.

viernes, 30 de diciembre de 2011

Historia verídica

A un señor se le caen al suelo los anteojos, que hacen un ruido terrible al chocar con las baldosas. El señor se agacha afligidísimo porque los cristales de anteojos cuestan muy caros, pero descubre con asombro que por milagro no se le han roto.

Ahora este señor se siente profundamente agradecido, y comprende que lo ocurrido vale por una advertencia amistosa, de modo que se encamina a una casa de óptica y adquiere en seguida un estuche de cuero almohadillado doble protección, a fin de curarse en salud. Una hora más tarde se le cae el estuche, y al agacharse sin mayor inquietud descubre que los anteojos se han hecho polvo. A este señor le lleva un rato comprender que los designios de la Providencia son inescrutables, y que en realidad el milagro ha ocurrido ahora.
(Cortázar)


A lo mejor nos iba mejor cuando no nos preocupábamos tanto.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Novenodé

-Vaya mierda de asco de pelo, qué asco, qué ascazo.
-(...)Pues a mí me gusta más el pelo de las chicas cuando decís que lo tenéis sucio, porque no sé, está como más...agrupado, como menos plaf.
-Entonces nada, a partir de ahora me lavo el pelo con sidra y azúcar glas, que limpio no, pero dulce estará un rato.




Entre clases y exámenes, pitos y flautas, asines y palacios, me voy despidiendo, que por lo pronto mi voz me ha dado el esquinazo y se ha ido ya para Madrid (que dice que quedamos en el oso y el madroño y si no nos vemos nos llamamos).

lunes, 5 de diciembre de 2011

Escálfame



pero mejor no aprietes

martes, 22 de noviembre de 2011

Soprano coloratura

- Te como.
- Yo a ti más. Con nata.
- Te como y te recomo.
- Yo te como poco a poco, a trocitos pequeños, como cuando cortas un trozo de tarta y luego otro y al final te la comes entera pero así te crees que eres menos gorda, pues así.



Yo no quiero levantarme pensando si va a llover, mejor cojo el paraguas, si no llego tarde a la clase que me cambiaron, si seguro que es martes y no miércoles, ¿verdad?; si sacamos algo del congelador y así no nos complicamos con la comida.

Yo lo que quiero es despertarme y acordarme de conversaciones como esta (que me quito el sombrero y la cabeza), del libro que leía anoche y de qué escribo hoy en el post-it. A veces lo consigo, y así me va.

martes, 15 de noviembre de 2011

Los astronautas van al psiquiatra

No pero sí.

Aquí pasa como con tus series favoritas. Un día llega un desaprensivo y te dice "pues esta ya va a ser la última temporada", "pues no la van a renovar". Y entonces tú piensas por un momento en qué vas a hacer cuando ya no esté, con qué otra cosa que no le llegará ni a la suela del zapato vas a llenar el vacío. Barajas la posibilidad de quedarte debajo del edredón haciendo como si nada (sólo puedes pensar en que el pues es a las malas noticias lo que el es que a las excusas). Te dices "me voy a tirar el resto de mi existencia viendo capítulos repetidos".

Pero en el fondo sabes que está bien, que es lo que hay que hacer. Lo que decidiría una madre. Y entonces no hay dolor, porque mejor que la quiten cuando te sigue encantando. Mejor porque cuando algo te gusta no quieres que te acostumbre nunca, que te guste tanto que te deje de gustar. Y sabes también que hay que aprender a enamorarse mucho de cosas nuevas. Los astronautas van al psiquiatra. Pero no pasa nada, porque seguro que habrán acabado antes de meter un solo pie en la consulta, antes de tiempo, como todas las cosas que merecen la pena.


The Fray – Vienna

lunes, 7 de noviembre de 2011

Nothing to declare

Le sientan tan mal los aeropuertos. Cada vez que pisa uno se siente desprotegido, débil, como si en cualquier momento fuera a venir alguien a gritarle "eh tú, ¿qué haces? ¡fuera de aquí!", y entonces se iría con el rabo entre las piernas y olvidándose las maletas. Mientras aparece el gritón se sentará en cualquier esquina gris y funcional a no-escuchar ninguna de las canciones nuevas que ha cargado en su reproductor, a no-leer ningún capítulo del libro que escogió con mucho cuidado antes de salir porque por fin iba a tener tiempo para dedicarse a la lectura. No hará ninguna de esas cosas porque está en un aeropuerto, lo que significa que tiene que perder el tiempo, matarlo hora a hora sin hacer nada, pero con kilos y kilos de cosas que hacer.

Entonces y sin pensarlo se va a poner a pensar, a reconstruir conversaciones, a inventarse otras nuevas, a arreglar sus mundos, a preguntarse cómo funcionan las cámaras de fotos. Todo mientras inspecciona sin darse cuenta los duty-free y las tiendas de marca, aunque sabe que no va a comprarse un polar de Timberland, y menos en esa terminal.

Mientras tanto sigue temiendo que aparezca el gritón o pase algo mucho peor, aquí o en el avión. "Porque -piensa- qué se puede esperar de un edificio que se llama terminal, como si no tuviera ninguna cura". Entonces va a acordarse de todas las historias horribles que le contaron sobre retrasos y turbulencias, y piensa que no quiere protagonizar ningún capítulo de Perdidos. Después de todo eso se pondrá en la cola como el resto, y verá pasar antes que él a mujeres con carritos de bebé, o a dos mujeres discutiendo por quién llegó antes. Sólo entonces se dará cuenta de que le encantarían los aeropuertos, los duty-free, los polares de Timberland, incluso los gritones, si tuviera a alguien esperándolo en el aeropuerto de llegada.

A ver si alguien le dice alguna vez, o se le ocurre que podría (incluso) conocer a ese alguien en un aeropuerto. Que podría (incluso) ser un gritón, una gritona. Que podrían gritarse siempre que quisieran, con los decibelios por las nubes, a la altura de los aviones.

sábado, 29 de octubre de 2011

Guns and roses 2

La vida en Gun's avanza viento en popa a toda vela. Pensamos que si nuestra casa tenía ya un nombre propio que usamos sin parar, se merecía un cumpleaños o como mínimo una inauguración en condiciones (rompiendo una botella de champán en algún lugar del gotelé o algo por el estilo). Como nos pilló en plenos pilares, festividad que se ha comido todo nuestro presupuesto y nos ha dejado en números rojazos, decidimos pasar del champán y meter en casa a mucha más gente de la que cabía. La regla fue la siguiente:

"que tenemos cuatro sillas? pues que vengan 25."
Y así fue.

Durante la aglomeración-cena, a la que llamaremos "bodorrio" hubo globos, guirnaldas, manteles de papel que en otra vida fueron murales, vasos con nombre y apellidos, gente muy guapa, sangría "el casón histórico" asesinatos premeditados, apagones con cumpleaños feliz incluido, y muchas más cosas que jamás recordaremos. Aquí tenéis una prueba del delito:


Una de las razones por las que decidimos montar el bodorrio inaugural fue que nuestra casa, especialmente nuestro salón, ya había adquirido un carácter lo suficientemente pop. Y diréis: ¿cómo es una casa pop?

1. Nuestra mascota es un brócoli. Broc es muy verde y por el momento es nuestro cojín más cómodo.

2. Tenemos una flor de peluche en el baño que canta en un idioma desconocido. Hemos transcrito algo así como "Traurig pesebre chumina for mi, long long ago, long long ago". Es muy bailonga.

Del resto de poperismos, ya hablamos otro día.

Sin duda pronto habrá un nuevo capítulo en la historia de gun's, porque el pro llamó hace poco avisando de que ya tenía en su poder el tendedero que nos prometió. Ahora bien, si algo sabemos en esta casa es que este hombre siempre viene con una sorpresa debajo del brazo.

sábado, 22 de octubre de 2011

What's on a Mrr's mind

Me río porque una noche cualquiera sólo nos faltó conocer a Maikel y a Perri, los últimos dos resquicios del país de los desconocidos (que nos depara muchas sorpresas en el futuro).
Me río porque otra noche cualquiera empezó en un gran bodorrio en el que todo el mundo acabó muerto o teniendo que matarse a sí mismo.
Me río mucho porque me he enterado de que encantadora puede ser un bar, y no sólo una chica, y que si vuelves al día siguiente está en un universo paralelo.
Me sigo riendo porque descubrimos que el rimmel puede ser lo más delatador del mundo, y que los huevos fritos sientan bien a TODAS horas.
Me río río río porque un colchón hinchable puso a prueba nuestra capacidad pulmonar a horas intempestivas y no nos ganó.
Me río otra vez porque una noche cambia mucho si te tomas una pizza congelada, una con la base congelada o una Ristorante.
Me sigo riendo porque es de valientes irse de una cola después de haber esperado una hora, y porque los bocadillos de ensalada césar (los porsiacasos), saben bien.
Me río con los calendarios de bomberos (calentarios) y con los futbolistas de día/camareros de noche.
Y con las performance conceptuales y las casas que hacen chaflán, también.

Esta foto cuenta una historia, y yo no sé cuál es.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Muchomejor

Sugiero que sigas andando así, a unos cuantos palmos del suelo. Y no te preocupes, porque aunque se giren todos cuando pases, ya no te molestan más las piedras. Claro que, el problema igual viene después si te apetece volver y darte otro paseo, cuando no queden ni baldosas ni arena, y no habrá otra que seguir ahí arriba y confiar en que suba alguien y por un momento o por un siempre se olvide de todo y sin más te dé la mano.

domingo, 28 de agosto de 2011

Todas las cosas que existen (mientras sean gratis)

Me dicen, me cuentan, me comentan que "oye, las vacaciones por Galicia se merecen una entrada", que "esto tiene que quedar por escrito", y yo que estoy ya mayor, ni me hago de rogar:

Tengamos en cuenta en primer lugar que este ha sido un viaje costra. Y qué es un viaje costra, pensarán. Pues bien queridos seguidores, les advierto que probablemente ustedes ya han hecho al menos uno y aún no lo sepan. Un viaje costra viene a ser un viaje en el que el presupuesto más que limitado, es inexistente. Entonces, ¿no nos vamos de vacaciones?, por favor no me hagan Jajaja. Existen múltiples alternativas como el alojamiento en Mugrehotel (del que hablaremos otro día) o confiar en la generosidad de los padres de tus amigos. Como mugrehotel se encuentra en Londres, en este caso decidimos vivir a costa de los padres de A. En cuanto a la duración de las vacances, hubo quien fue unos días, hubo quien fue dos semanas, esto ya va un poco en gustos y en nivel de costrismo de cada uno.

Básicamente ésa es la única clasificación que podemos dar a este viaje, ya que nuestra actividad consistió en lo siguiente:

-Comer
-Dormir
-Comer
-Ir a la playa a tirarte hasta el siguiente comer/dormir

Para no sufrir un colapso o una implosión al llegar a casa y escuchar "Qué habéis hecho", decidimos pasar un día en Santiago of Compostel y volver desde allí. Nuestro plan maestro fue el siguiente:

Llegada a Santi a las 9:30 de la mañana (=coger un autobús a una hora intempestiva=madrugar. Este dato es incompatible con el resto del viaje vagancil, pero lo pasaremos por alto) - Ver Santi - Comer - Ver Santi ............. - Perdona, tienes que seguir viendo Santi ya que el avión de vuelta sale mañana a las 10h y no tienes hotel (¿Se puede ser más costra? - desde luego, no) - Ver Santi - Millán nos enseña más Santi - Conocemos los suburbios de Santi en busca de un Caja Madrid que se encuentra al borde de una avería.

**Hay que matizar que en este punto del día ya somos bastante mugre y estamos hartas de andar y no sabemos qué más ver.

Intenta cenar (este sin duda fue el punto de inflexión del viaje. Después de intentar cenar en aproximadamente 354.000 bares, nadie quiere darnos comida, ni siquiera a cambio de lingotes de oro, es imposible) - Salimos a conocer la noche gallega mientras huimos de un par de camareros-lapa y de la lluvia (hay que destacar que, azares de la vida, la ciudad nos sonríe y encontramos un paragüas por la calle. Estaba roto pero jamás me he alegrado tanto de ver uno en mi vida. Lloramos al despedirnos de él). - Conseguimos llegar (más o menos) sanas y (más o menos) salvas a la estación de autobús, donde se encuentran las maletas. - Despertamos y cabreamos a un par de peregrinos que posteriormente se ríen de C cuando ésta despierta a toda la ciudad con un ronquido que (dicen, cuentan, comentan) aún se oye por allí. - Llegamos al aeropuerto y nos vamos quedando dormidas en cada punto en que nos paramos más de 4 segundos - Damos mucho asco (mucho mucho, de verdad, somos La Mugre).


En algún momento de lucidez de la noche, pensamos (pensaron) que había que hacer una entrada sobre "Todas las cosas que existen, mientras sean gratis" (recordemos que se trata de un viaje costril). Pues bien, yo creo que en un día hicimos casi-todas las que existen. En ese momento también pensamos que el doblaje sudmericano de las pelis de Disney de antaño se merecía otra entrada, pero creo que de eso habrá que hablar otro día (el mismo que el de mugrehotel). Aquí les dejo una imagen de las sujetas en cuestión para su deleite:

(Esta es de antes de ser La Mugre. Esas mejor me las reservo).

martes, 23 de agosto de 2011

Manzana 6, puerta G

Nos contaban hace poco, entre gatos y aires acondicionados, que cuando mi madre y sus hermanos eran pequeños, se ponían tan nerviosos el día que tocaba ir a la playa que se acostaban la noche antes con el bañador puesto.

Y es que lo de los genes es de traca. Yo creo que la siguiente generación ha (hemos) desviado un poco esa rama nerviosa, pero ahí sigue. Porque como todo el mundo sabe, los genes ni se crean ni se destruyen, sólo dejan de morderse los labios para comerse las uñas.

Y, que no te engañen ni te vendan ninguna moto, porque hay cosas que no cambian. Por ejemplo, puedes creer que ya eres mayor, capaz de asumir más de una responsabilidad al tiempo, y de vez en cuando incluso no tienes que pedir dinero, y es entonces cuando te dan una paliza tras otra al tres en raya (3N_); y tú ahí estás, mirando, (riendo), "esta es la buena", sin poder hacer nada.

Por otro lado, esto de los genes es una lotería y en este mismo instante podríamos ser un canguro-militar, una cordobesa que en vez de reyes diga raya, una gata con nombre de barrio portugués, un franchute que en realidad es un andaluz frustrado, o el prota loco de un reality loco también.

(De cualquier manera no te lo recomiendo, porque en ese caso no tendrías la oportunidad de dar con ellos en algún lugar del mundo, y te estarías perdiendo un buen rato y unas risas).

lunes, 15 de agosto de 2011

Y verás que contento

Cuando tenía pocos años le dijeron que las cigüeñas traían a los niños de París.

También le contaron que entre palmeras en las playas del Caribe estaba el paraíso.

Cuando tenía unos pocos más le dijeron que en la China la gente era amarilla.

Después le contaron que en el Polo había pingüinos en esmoquin.



Y un día, estando delante de un huevo frito con patatas pensó que habría que informar a cigüeñas, niños, chinos y a los elegantes pingüinos de que el paraíso no se encontraba para nada en el Caribe. El paraíso estaba justo en aquel huevo frito.

lunes, 1 de agosto de 2011

Tecnicolor

A última hora escuché:

"No me gustan las tajancias. La única tajancia que me gusta es que no me gustan las tajancias", de alguien que nos habló más allá del present perfect.

Y cómo duele oírlo, porque tiene razón. Entonces juegas a ponerle un pero a todas las frases y al final ni te acuerdas sobre qué discutías. Pero...

           que en el fondo tú sabes que eres un bicho de síes y noes y de agua y aceite, así, sin nada de por medio. Como una cebra terca, como si la hubieran sacado de una tele de los cincuenta, que se obstina en el blanco y en el negro y de ahí no la saques (de la tele). De hecho, no es que sea muy saludable eso de las verdades universales; que los jueces inquisidores ya no se llevan, y lo de quemar a alguien en la plaza del pueblo (a ti mismo), qué sé yo...tampoco.


Tss! pero que no cunda el pánico, que no hay que enfadarse. Que tú y yo lo sabemos, la c(e)bra siempre tira al monte, y al fin y al cabo nunca descubriremos si somos negros con rayas blancas o blancos con rayas negras.

lunes, 25 de julio de 2011

domingo, 17 de julio de 2011

Cuéntame aquello que nos pasó

Y sólo cuando llegó al final, cuando explicaba qué había pasado entonces entre el chico y la chica, ahí me di cuenta de que describía la película que vimos juntos.


Me contaba aquello que nos pasó. Y le dejé acabar.

miércoles, 6 de julio de 2011

We are family

A Andoni le gusta comerse las migas del pan. No habla mucho, pero se ríe todo el tiempo. Si te dice algo, te lo dice al oído, y después te da un beso (de los que no suenan pero son besos besos). Su mayor ídolo en el mundo es Bob Esponja.

Jon cree que las tostadas no son pan, son "cosas de desayunar". Le da miedo dormir solo, y le gusta quedarse dormido en el sofá viendo pelis (y aplastando a yo). Su número favorito es el 8 porque es el que más curvas tiene, y el segundo favorito evidentemente, el 88. Respuestas aplastantes.

Ane va a clases de ballet, pero sólo para pasarlo bien. Le gusta ver Los misterios de Laura todos los lunes (sólo un capítulo porque el segundo es repetido). Y quiere ser abogada. Tanto que se sabe de memoria toda la sección de sucesos del periódico con once años.


A mí los que me gustan son Andoni, Jon y Ane.

martes, 28 de junio de 2011

Entusiasmos. Uno.

Comprar jerseys en las rebajas de junio. Para muestra un




                                                                                                                                                        (botón).

miércoles, 22 de junio de 2011

Lentejas los viernes

Como nos anunciaron, efectivamente llegó Paco con las rebajas. Con las rebajas y muchas más cosas.

Vino con un cargamento de papeles que tuvimos que quitar de las paredes ¡maldito Blu-tack, nunca paro de perderte (de vista)!, vino con cerraduras que estaban a punto de caerse, con cumpleaños improvisados, mosquitos mutantes y con alguno que pudo hacerse el sueco pero acabó montando un armario. Llegó también con graduaciones de última hora, parques no grandes, sino gigantescos, señores raros en el tren, gente que lleva la voz cantante y otros que no tanto, sandalias varias y buenorros que hoy siguen sin poder levantarse.


Mientras tanto seguiremos comiendo lentejas los viernes, y a ver qué nos cuenta Paco en septiembre.

domingo, 5 de junio de 2011

Guys and grosses

Hola cambiar de piso: eres una frustración en toda regla. Pero hola cambiar de piso: vaya cantidad de historias graciosas que se dan en ti.

Efectivamente, nos mudamos. Empecemos por el nombre de la nueva calle. Lo que se deduce del mismo es que en todas las ocasiones en las que pronunciemos su nombre, inevitablemente habrá que deletrear todas y cada una de sus letras (igual por eso no nos cobran la comunidad), porque al escucharlo se podría escribir algo así como "GUYS AND GROSSES". Y diréis, pero ¿cómo?, ¿el ayuntamiento de Zaragoza pone nombres de bandas de rock a las calles?, ¿qué tipo de hecho aconteció en esta ciudad para que se nombrase a una calle "chicos y ordinarios"? Pues bien, la respuesta a todas estas preguntas es que el verdadero nombre de la calle es A. GAY SANGRÓS. Desde el principio este nombre trajo una gran controversia, ya que no hay que olvidar que Julia, la que duerme con forro polar en agosto, llamó al propietario para preguntarle por su piso de la calle "Agueisangros" (lo dijo poniendo especial énfasis en la sílaba san). Suerte tuvimos de que este hombre reconociera con tales palabros su propia casa.

El propietario (al que a partir de ahora conoceremos como pro), como buen maño que es, se enrrolló y volvió a enrrollarse para después enrrollarse sobre sí mismo durante horas, explicándonos todos los secretos sobre la resistencia que tiene la madera de cerezo y demás temas bricomaniáticos. Es un tío majo, y más o menos vino a decirnos que teníamos pinta de no haber roto ni un plato, ni un platillo, ni un mini-mini-micro-plato en nuestra vida, y que se fiaba de nosotras porque siendo estudiantes de música creía que teníamos una sensibilidad especial. Desde luego a este hombre le hace falta un paseo por el conservatorio. Hay que decir que siempre tenemos mucha suerte con los pros. De hecho, cuando firmamos el contrato de esta casa tuvimos que huir en plan final de Indiana Jones porque los dueños querían invitarnos a toda costa a gazpacho, o metérnoslo en vena o yo qué sé qué.

No obstante, pro, como buena persona que vive de las rentas de la manera más literal, nos la tuvo que liar un poquito porque si no esta historia no tendría ni nudo ni desenlace, y más o menos tuvimos que pujar en tiempo real por el piso con una familia que también lo quería. Así que nada, después de haber dejado a una familia maña en la calle, aquí estamos, teniendo conversaciones que siempre han de contener las palabras fianza-alquiler-madera-de-cerezo.

Por supuesto, y como no podía ser de otra forma, nos dimos cuenta TARDE de que no habíamos avisado a nuestro pro actual de que nos íbamos. ¿Qué hacer? pues bien, tras inventar una gran historia para dar más penita que la muerte de la madre de Bambi, llamamos a este hombre y parece ser que coló, porque aquí estamos, pensando cada día que deberíamos ponernos AYER a organizar todo el traslado.

No obstante, no acaban aquí las hisprorias. Seguiremos informando.

jueves, 12 de mayo de 2011

Connecting people

Si creía usted que las relaciones personales en su entorno guardaban muchas incógnitas, no era para tanto! la ordenación que tanto ansiaba está muy cerca de usted: en su agenda telefónica. Ésta, regida por una serie de parámetros, la analizaremos a continuación.


1. En primer lugar, a tener muy en cuenta, debemos reparar en la cantidad de términos usados para identificar al usuario. El número de palabras será siempre inversamente proporcional a la relación que nos une con el interesado, siendo esto: a más palabras, menor vínculo (y viceversa). Como ejemplo explicativo, comparemos el nombre del contacto "Isabel amiga oficina mamá" al contacto "papá".


2. Otro de los parámetros que rigen esta norma son los apellidos, siendo siempre eximidos de los mismos dos grupos de individuos:
- familia
- compañeros de piso

Es decir, nunca habrá un contacto llamado "Marina prima", o peor aún "Marina Castillo", sino que el contacto será llamado "Marina", y el resto de Marinas que se las apañe para sobrevivir ahí dentro.


3. Algo distinto ocurre con nuestros amigos más cercanos. En tal caso puede haber dos posibilidades:
-Nombre de pila + apelativo cariñoso ("Elisa negra")
-Término con sentido sólo entre las dos personas ("Tupa", "Trr")

En el segundo de los casos, habrá que tener en cuenta que este término debe ser usado hasta la saciedad, y debe ser perfectamente reconocible y recordable en momentos de:
1) embriaguez
2) accidente, quema de cocinas, etc.
3) paso del tiempo


NOTA: Si llega usted al punto de tener el número de móvil y el fijo de una misma persona, haga todo lo que sea necesario para que su yo del futuro los distinga, porque las madres de sus amigos puede que no sean muy tolerantes con las llamadas a sus casas a horas intempestivas. Les habla la voz de la experiencia.

Sepa, amigo, que su agenda telefónica habla por usted.

lunes, 2 de mayo de 2011

Universos Para Lelos

Mirándome a los ojos, me dice Eduardo "no quiero alarmarle, pero la realidad es invisible"

entonces voy yo y me alarmo.

En cualquier universo no muy lejano hay un tú que es cocinera, cantautora-bibliotecaria o repartidora de guías telefónicas (enamoradiza siempre, eso sí). Lo mejor de todo no es esto, sino que así como hay miles de tús revoloteando por ahí en universos paralelos, los hechos que ocurren en esos universos no son infinitos.

¿ein?

es decir, mi yo cocinera tiene un grave problema con los frutos secos, a mi yo bibliotecaria se le seguirá olvidando dónde deja las cosas y mi yo repartidora seguirá coleccionando dudas.



He aquí la elegancia del multiverso.

domingo, 24 de abril de 2011

Del retorno y sus directrices

Tenga en cuenta el lector que la maleta debe hacerse de tal forma que, siendo el contenido exactamente el mismo que en el trayecto de ida, sea una tarea prácticamente imposible cerrarla en su camino de vuelta, a pesar de que aparentemente todos los elementos estén dispuestos para un sencillo cierre. Asimismo es sumamente importante dejar alguno de los elementos del baño como el champú o la pasta de dientes fuera de su equipaje una vez haya conseguido cerrarla después de arduos esfuerzos.

Asegúrese usted de la necesaria renuncia de alguno de los elementos que la maleta contuviera en su día, preferiblemente cualquier utensilio de uso diario como el estuche de las lentillas o bien las tan sufridas babuchas. A esta circunstancia pasaremos a llamarla posteriormente olvido, a pesar de que como el lector ya sabrá, esto no es más que el hasta pronto de las maletas.

Mientras cumpla usted estos sencillos pasos, la risa de Murphy estará, créanme, asegurada.

sábado, 16 de abril de 2011

Complemento circunstancial

 Levántate, rápido
llegas tarde

cógelo todo
mierda, las llaves, vuelve a casa
rápido, rápido
qué era ¿a menos cuarto o a y cuarto? pff.

6 minutos para el siguiente metro,
llegas tarde (mucho)
venga, un mensaje en plan "llego tarde, id yendo"

y te montas en el metro
y es raro porque mientras vas rápido a un sitio al que llegas tarde, vas sentado sin hacer n-a-d-a
bueno, escuchas música
escuchas música a la que no prestas ninguna atención (pero ninguna),
pero ahí está

venga, tu parada
cuélate entre la masa, vamos
y como ya somos viejos conocidos, ya sabes por qué huecos meterte para llegar antes a las escaleras
pero, uy, has perdido práctica
te adelantan

y por fin consigues salir, sólo has sido una más ahí dentro
tranquilo, aunque intentes recordar alguna de las caras del vagón, no lo consigues
ni la canción que escuchabas.

y por fin llegas,
saludas a todos,
y se te olvida el sudor de hace un segundo


porque te encanta.



                                                                                                                                               Hola Madrid.

sábado, 9 de abril de 2011

Ñam

-¿Quieres macarrones?
-Sí.
-¿Con qué?

-Con cariño, por favor.


Vetusta Morla – Pequeño Desastre Animal

lunes, 4 de abril de 2011

Villajuanete

Villajuanete era un lugar encantador, un lugar encantador y poblado por pies. Los habitantes de esta ciudad eran cientos de miles de pies de todas las formas y tamaños que, salvo por alguna patada que otra, se llevaban bien.

Convivían talones y metatarsos de la forma más tranquila posible, entre paseos y partidos de fútbol, cuando en invierno algo lo cambió todo. Con el frío, sus habitantes tuvieron que pasar de las sandalias y las chanclas a los zapatos y los CALCETINES. Éste no era un hecho que les perturbara, ya que lo hacían cada año. Incluso algún que otro pie algo rechoncho se alegraba de que llegara la época calcetinil para así poder esconder un poco más su figura.

Pero este año nada sería lo mismo. Todas las tiendas comenzaron a exponer en sus escaparates unos nuevos calcetines (de importación), que tuvieron un éxito rotundo en la temporada de invierno. Toooodos y cada uno de los pies tenía en su poder los calcetines de moda: eran unos calcetines naranjas, con dibujos de búhos. Y sobre todo: eran calcetines tobilleros.

En cuestión de días estos malévolos calcetines comenzaron a atemorizar sin piedad a toda la población de Villajuanete. Los calcetines se bajaban dentro de los zapatos de tal forma que era imposible alcanzarlos para devolverlos a su lugar, y todo el mundo sabe que tener un calcetín hundido en el zapato es una de las peores torturas que puede sufrir un pie. No contentos con eso, los búhos se llenaban de pelotillas y se pegaban a sus dueños de tal forma que era imposible ni siquiera recurrir a otro par.
 
Un buen día una de las piececillos más jóvenes del lugar pensó que estos búhos necesitaban su merecido, así que se descalzó y se dirigió con tono autoritario a sus alados acompañantes:


-Búhos, búhos,...buhítos.


Los búhos, que estaban a lo suyo, se quedaron perplejos y con los ojos más abiertos aún, con la pregunta de la niña.


-¿Noh habla a nozotro? (eran búhos gaditanos)

-Buhítos, no hagáis que me enfade.

-Ay chiquilla, qué malaje.


Piececillo se reía porque le parecía gracioso que unos búhos andaluces pudieran abrir tanto los ojos. "¡Mira qué cara se les ha quedado!", pensaba.




Desde entonces a la piececillo se le siguen colando los calcetines por dentro del zapato, pero es la única de todos los habitantes de Villajuanete a la que los búhos en vez de hacerle enfadar, le hacen cosquillas.

jueves, 31 de marzo de 2011

Doña Eulalia

Doña Eulalia es una buena mujer, una señora de las que ya no quedan. Vive en su modesta pero apañada casita con Eulalio, su marido, con el que lleva casada ya más de cuarenta años. Eulalia ha visto pasar unas cuantas primaveras, pero no se siente mayor. Sigue dedicándose a todos sus recados como siempre, y aunque sus rodillas ya no son las mismas que hace veinte años (¡ay la humedad!), no necesita ayuda de nadie. Es una de esas mujeres que tiene unas gafas de cerca y otras de lejos, y hay veces que no las encuentra aunque las lleva encima de la cabeza.

Eulalia y Eulalio tienen cuatro hijos, todos chicos, aunque ya no viven en la casa familiar. Hace años fueron a estudiar a la ciudad y ya no volvieron a vivir al pueblo. Con los años, como pasa hasta en las mejores familias, cada uno fue haciendo su vida, e ir a casa más que una excepción era una rareza. Eulalia y Eulalio querían profundamente a sus hijos, y aunque en algunas ocasiones no sentían lo mismo de su parte siempre los excusaban: "es que ¿cómo van a llamarnos, con lo ocupados que están?","Tendrán mucho trabajo esta semana, si es que pobrecitos míos",...

A pesar de todo, no se podía decir que la de los Eulalios (así era como les llamaban en el pueblo) fuera una familia desunida. En los grandes acontecimientos del año no faltaban las reuniones familiares. En estos encuentros Eulalia se pasaba una semana entera poniendo la casa a punto, y no faltaba la comida ¡desde luego!, si esta mujer sabía hacer algo era cocinar, cocinar para mucha gente, cuanta más, mejor. De hecho había pasado tantos años cocinando para seis (y siempre más, porque los chicos repetían), que siempre se le iba la mano con las cantidades, así tenía Eulalio el colesterol...

Hoy era uno de esos días, era el cumpleaños de mamá. Eulalia estaba impaciente por ver a sus hijos, no importaba la excusa. Llegó el momento y todos pasaron una buena velada, de las de antes, aunque Eulalia estuvo toda la comida trayendo y llevando platos, pasando un poco más algún que otro filete y sirviendo las natillas como les gustaban a sus niños. Ni Eulalio ni los chicos repararon en esto, pero Eulalia estaba encantada sólo por verles engullir, y siempre acababa las comilonas con un "¡No habéis comido nada!".

Al final de la comida todos sus hijos se levantaron al tiempo mientras Eulalio la distraía torpemente hablándole de la cerradura del garaje. Mientras, ella pudo ver como el más pequeño de sus hijos firmaba rápidamente lo que parecía ser una tarjeta de felicitación. ¡Qué despistada!, con todo el ajetreo se había olvidado por completo de que sus hijos siempre le regalaban algo. "Qué majos son estos chicos", pensó, "me regalaran los jabones y la colonia de siempre, pero oye, qué bien me viene".

Los chicos se acercaron a su madre y le entregaron el paquete. Entonces Eulalia, al retirar el papel vio una caja que no se parecía en nada a su habitual caja de jabones. En esta había muchas palabras en un lenguaje cuanto menos extraño para ella y una foto de lo que parecía ser un teléfono.


 -Mire madre, esto es un teléfono móvil.
-Ah, ya- dijo ella abriendo mucho los ojos para intentar disimular su cara de espanto absoluto.
-Se lo hemos comprado porque les vendrá bien si hay algún problema aquí en el pueblo, y así puede hablar más con nosotros.
-Pero yo...no voy a saber usar este trasto.
-Ya verá como sí madre, si esto no tiene ningún misterio.


El resto de la tarde los chicos se dedicaron a configurar el nuevo artilugio y a explicarle su funcionamiento a la dueña. Eulalia, que era una mujer un poco chapada a la antigua, no tenía mucha fe en el tema, pero pensó que no estaría mal si esto conseguía que tuviera más contacto con sus fugados vástagos.

El cumpleaños de mamá pasó, y de nuevo Eulalia hizo las camas, fue al mercado e hizo comida de más. De hecho, Eulalia hizo las camas con el teléfono en la manga de la bata, perdió las gafas con el teléfono en la manga de la bata, e hizo comida de más con el teléfono en la manga de la bata. Fueron pasando los días y las semanas y todo fue igual; y cuando había una llamada de alguno de sus hijos siempre era a su teléfono negro (de color negro teléfono) de rueda, el de toda la vida.

Eulalia siguió cargando cada dos noches (como le dijeron sus niños) su teléfono móvil, esperando alguna llamada ("como tarde llegará en el próximo cumpleaños, supongo"), e ideando nuevas excusas para justificar a los exiliados.


                                                                                          
                                                                                 Todo ello con el teléfono en la manga de la bata.

martes, 22 de marzo de 2011

Zapatillas que hablan

Cada día me ocurre algo muy curioso con mis zapatillas. Resulta que entro en la habitación, donde suelen estar algo desperdigadas, y de repente las veo claramente con la boca abierta, entendiendo por boca el cerco que más tarde se abrazará a mis tobillos. No sé si ustedes, queridos lectores, han reparado alguna vez en este hecho, pero una vez lo comprendan me atrevo a asegurar que nunca más podrán obviarlo.

¿Qué les ocurrirá todas esas veces en las que quieren hablar, pero no lo consiguen?, ¿cuando incluso parece que quieren gritar?. Me temo que llevamos mucho tiempo con esta guerra silenciosa que no nos lleva a ninguna parte (para variar).

También es posible que estén hablando entre ellas y yo sólo llegue y las interrumpa:

-Yo creo que no le caigo bien, sólo me saca cuando llueve.
-Qué va mujer, ¡no digas eso!
-Claro, como a ti sólo te lleva en las audiciones...

Ahora que reparo en esto, no tenemos nada de consideración por nuestro calzado. Sin ir más lejos, ¿cuántas veces me habré puesto unas zapatillas que estaban rotas o a punto de romperse en lugar de unas que estaban nuevas? - Que si ya estoy acostumbrada a las antiguas, que si las nuevas me rozan,.. Pero, ¿quién piensa en la pobre zapatilla que agonizante sigue aguantando todo nuestro peso?

Nuestro calzado ha dicho basta. No podemos continuar maltratándolo de esta manera, sobre todo porque su ronca respuesta nunca dejará de ser un quiero y no puedo.




Por todo ello, estimado público, les invito a observar lo que miran y escuchar lo que oyen, porque de los zapatos se aprende mucho.

viernes, 18 de marzo de 2011

Las tapas del pan

He de reconocer públicamente que soy amante de lo raro. Este rasgo, que se encuentra entre lo irreverente y lo genético, puede ser de poca ayuda en algunos momentos, pero la mayor parte del tiempo a mí me encanta.

Resulta que una de estas rarezas es el amor profundo hacia las tapas del pan.

Antaño, cuando era yo una niña con pecas (más) y acento andaluz, ya me parecía una injusticia este atropello a las pobres tapas del pan bimbo, que vivía en su paquete ajeno a toda esta contienda. Era impensable aparecer en el colegio con un bocadillo formado por las tapas del pan; esto era comparable a llamar "mamá" a tu tutora delante de toda la clase, o a caerte de la silla una de esas veces en las que te inclinas hacia atrás (también delante de toda la clase).

En parte animada por este asco incoherente que veía en los demás a esas dos rebanadas, yo empecé a apreciarlas especialmente. Con el tiempo se convirtieron en mi parte favorita del paquete; más aún cuando algunos de mis compañeros se reían del tema (joder, qué cruel es la gente).

Pues bien, la indiferencia se convirtió en gusto, y el gusto se convirtió en amuleto. Las tapas del pan son hoy por hoy más que una buena señal.

Si ese día hace bueno: las tapas del pan. Si la conserje me hace caso a la primera: las tapas del pan (esto sólo ocurre con las tapas del pan, en ningún otro caso). Si no me echan de la cabina: las tapas del pan. Si ponen un capítulo de los Simpson que no he visto: las tapas del pan. Si no me llega ningún mensaje de Vodafone avisándome del próximo concierto de Shakira: las tapas del pan. ¿Que casualmente me pongo en la cola rápida del Mercadona, que en principio era la más larga?: las tapas del pan. Y así un largo etcétera.

Me decía una amiga, que por qué no compraba el otro paquete, que tenía el doble de rebanadas y salía más barato. Esta es la respuesta: tengo que esperar el doble de rebanadas a llegar a las tapas. Menos económico, pero más guay.

Que se rían todo lo que quieran los otros niños del patio, que a mí me va muy bien con mis tapas del pan.

martes, 15 de marzo de 2011

- Y, ¿entonces?

- Bueno, entonces no pasó nada. Se dedicó a hablarme de lo mucho que lloraba con las películas.
- Ah.
- Durante toda la tarde, ¿te lo puedes creer?, qué egoísta. Vamos, que yo no le dije nada, pero...
- ...Pero tú queriendo contarle durante toda la tarde lo mucho que llorabas con las películas, ¿no?