lunes, 1 de agosto de 2011

Tecnicolor

A última hora escuché:

"No me gustan las tajancias. La única tajancia que me gusta es que no me gustan las tajancias", de alguien que nos habló más allá del present perfect.

Y cómo duele oírlo, porque tiene razón. Entonces juegas a ponerle un pero a todas las frases y al final ni te acuerdas sobre qué discutías. Pero...

           que en el fondo tú sabes que eres un bicho de síes y noes y de agua y aceite, así, sin nada de por medio. Como una cebra terca, como si la hubieran sacado de una tele de los cincuenta, que se obstina en el blanco y en el negro y de ahí no la saques (de la tele). De hecho, no es que sea muy saludable eso de las verdades universales; que los jueces inquisidores ya no se llevan, y lo de quemar a alguien en la plaza del pueblo (a ti mismo), qué sé yo...tampoco.


Tss! pero que no cunda el pánico, que no hay que enfadarse. Que tú y yo lo sabemos, la c(e)bra siempre tira al monte, y al fin y al cabo nunca descubriremos si somos negros con rayas blancas o blancos con rayas negras.

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