martes, 15 de noviembre de 2011

Los astronautas van al psiquiatra

No pero sí.

Aquí pasa como con tus series favoritas. Un día llega un desaprensivo y te dice "pues esta ya va a ser la última temporada", "pues no la van a renovar". Y entonces tú piensas por un momento en qué vas a hacer cuando ya no esté, con qué otra cosa que no le llegará ni a la suela del zapato vas a llenar el vacío. Barajas la posibilidad de quedarte debajo del edredón haciendo como si nada (sólo puedes pensar en que el pues es a las malas noticias lo que el es que a las excusas). Te dices "me voy a tirar el resto de mi existencia viendo capítulos repetidos".

Pero en el fondo sabes que está bien, que es lo que hay que hacer. Lo que decidiría una madre. Y entonces no hay dolor, porque mejor que la quiten cuando te sigue encantando. Mejor porque cuando algo te gusta no quieres que te acostumbre nunca, que te guste tanto que te deje de gustar. Y sabes también que hay que aprender a enamorarse mucho de cosas nuevas. Los astronautas van al psiquiatra. Pero no pasa nada, porque seguro que habrán acabado antes de meter un solo pie en la consulta, antes de tiempo, como todas las cosas que merecen la pena.


The Fray – Vienna

1 comentario:

  1. Es verdad. Lo que merece la pena es breve. O luego resulta que no existe y es un bar cerrado o donde debería estar hay una pared con un grafiti.

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